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Hace unos años, se decía que las personas podían dejar su vida personal fuera de su trabajo, sin que esta, por más complicada que sea, afecte el desempeño, atención, concentración, estado emocional, equilibrio mental y posibilidad de manejar el estrés.

Hoy sabemos que esta aseveración es falta. Los colaboradores que no poseen un equilibrio en  su vida, tienden a obsesionarse con el trabajo al punto de enfermarlos físicamente, pueden ser poco empáticos, disminuyen la importancia de las relaciones con sus compañeros, tienen dificultades para escuchar y pueden tener conductas de procrastinación .

El trabajo es un pilar importante en la vida de cualquier ser humano productivo, sin embargo, no es lo único que puede desarrollarlo ni llevarlo a un equilibrio integral. Para lograr tener un buen ambiente laboral, necesitamos que nuestros colaboradores tengan espacios para resolver sus situaciones personas y emocionales.

Dejemos atrás la vieja filosofía de que podemos dividir completamente, las emociones que nos causan eventos familiares, sin que repercutan positiva o negativamente en la vida laboral.

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