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Los permisos laborales son un tema constante en nuestras organizaciones. Dichas situaciones se dan por un sin fin de razones personales de los colaboradores. Estos permisos podrían afectar a la organización en su operativa, ambiente de trabajo, resultados del departamento y servicio al cliente interno y/o externo.

Dependiendo de la organización de la empresa, número de colaboradores, si el puesto tiene homólogos, impacto al cliente externo, entre otros aspectos, son factores que la jefatura directa debe tomar en cuenta en el momento de brindar permisos. De igual forma, pero no menos importante, es el principio de igualdad para todos sus subordinados, ya que en el momento en que una jefatura “abre la puerta” brindando permiso a un subordinado, se entiende que todas las personas colaboradoras tendrán el mismo apoyo por parte de su jefatura y/o líder.

En el ejercicio profesional, también hemos tenido casos, en donde los permisos de trabajo fueron brindados en forma constante y desproporcional. Esta situación podría llevar a la creación de ambientes hostiles en donde se considera el permiso como un deber y exigencia hacia el patrono, quién en su momento, no equilibró ni dimensionó las repercusiones de ser permisivo en diversas solicitudes de tiempo.

Es decir, este tema debe ser manejado con cuidado para que nunca se perciban preferencias con ningún colaborador, ni situaciones donde algunos se sientan sobrecargados. El lado opuesto que sería no brindar permisos, puede ser igual de nocivo ya que siempre existirá alguna situación realmente urgente, que debe ser atendida por el colaborador y será significativo para el mismo, el apoyo y tiempo que le brindemos para atender una emergencia.

Para que dichas situaciones no sean subjetivas es importante definir previamente (por medio de la Política de Comportamiento), cuáles son los permisos con goce salarial que podemos brindar y los que se pueden dar sin goce salarial. Esto con el fin de tener un documento que valide cada situación, tener criterios compartidos entre todas las jefaturas y cuidar a la organización de posibles abusos.

Hay que recordar, que cualquier gestión con el personal debe ser lo más transparente, objetiva, justa y equitativa para que podamos crear un buen ambiente laboral.

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