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El cambio de vida que es tener un hijo afecta en diversos ámbitos, uno de ellos es en el plano laboral en donde la madre siente que debe asimilar los cambios de su desarrollo profesional aun presentando en algunos casos, sentimientos de ansiedad, culpabilidad y depresión.

La mayoría de las mujeres que requieren regresar a laborar, pueden presentar pensamientos, sentimientos y conductas, opuestas a la necesidad de seguir trabajando, ya que el deseo de estar cerca de su hijo es enorme.

En el ejercicio de Recursos Humanos, todos nos hemos topado con la colaboradora que ingresa a trabajar después de su licencia de maternidad y en cuestiones de horas o días nos brinda su carta de renuncia. La intervención emocional que debemos realizar en ese momento debe pasar por la empatía, comprensión y búsqueda de un momento seguro para la colaboradora, quién podría estar pasando por cuadros ansiedad, depresión y/o estrés postraumático. La formación en RRHH no brinda mayores herramientas para casos en crisis de esta índole, pero si podemos desde nuestra humanidad, calor humano y comprensión, escuchar en forma activa

De igual forma, entendiendo que estas circunstancias son más comunes de lo que realmente las mujeres hablan, es importante brindar algunas recomendaciones básicas y sencillas que podríamos dar a esa colaboradora que requiere nuestra ayuda. Algunas de ellas son:

  1. Brindar calma y explicar que el sentimiento de culpa es normal

La mayoría de las madres (especialmente las primerizas) tienen sentimientos de culpa dentro del trabajo, por que no están atendiendo a su bebé y fuera de este, por que no están entregadas al 100% en su trabajo y sienten que están quedando mal con alguna área de su vida.

Hay que recordarles que ellas son valiosas y que son suficientemente fuertes para poder atender su hogar y su trabajo. El sentimiento de culpa se irá desvaneciendo con el paso del tiempo y con el trabajo interno que realice la madre, en tanto sienta que esta asumiendo aceptablemente las responsabilidades de cualquiera de los ámbitos donde se encuentre.

2. Hay personas que pueden cuidar muy bien al bebé

Algunas madres se les dificulta, dejar a sus hijos con otras personas por que sienten que ninguna persona en el mundo los podrá cuidar igual o incluso mejor. Para este tema, es importante recordarles que esta situación la deberán enfrentar, debido a que en algún momento regresarán a sus carreras profesionales.

Lo mejor es encontrar una persona que pueda apoyarlas en las horas en las que se encuentren trabajando y esta dinámica poco a poco lo sentirán normal en sus vidas.

3. Delegar a la pareja

En el caso de que la madre cuente con una pareja, esta persona debería formar parte de la solución a situaciones de cuido y atención del bebé, al igual que apoyo emocional.

Para las circunstancias en donde la madre es sola, es importante valorar si requiere más tiempo para acomodar su residencia y/o dinámica familiar para obtener mayor apoyo por parte de la familia.

4. Marcar los nuevos límites en el hogar.

Tanto los cuidadores como los familiares que podrían atender al bebé, deben procurar interrumpir lo menos posible a la madre en sus horas laborales, estableciendo horarios para poder conversar en forma más fluida; por ejemplo: hora de almuerzo o los descansos del café, ya que esto permite enfocarse en el trabajo y al mismo tiempo tener comunicación de cómo se encuentra el hijo(a).

5. Hay que sacar tiempo para sí misma.

La madre debe saber que ella no es una superhéroe. Los nuevos cambios en su vida, son situaciones que irá solucionando poco a poco y que habrán momentos en donde debe saber pedir ayuda.

Es importante tener una red de cuido más amplia que una persona y tener números telefónicos de contactos de emergencias.

En el primer día de trabajo, es transcendental, que la colaboradora se reúna con su jefatura directa para ponerse al día y crear un plan de reingreso. Las expectativas deben ser reales, tanto del jefe directo como de la madre, debido a que este “acomodo” podría llevar días o semanas.

En este proceso hay que volver a retomar rutinas, tareas, responsabilidades, contactos con clientes y proveedores y empezar a sentirse bien con todos estos cambios. Es bueno, tomar el tiempo necesario para adaptarse a estas variaciones y volver a cumplir con el puesto y lugar que tenía la persona dentro de la organización.

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